EMIL ZATOPEK La Locomotora |
Decía Emil Zatopek, que un atleta no puede correr con dinero en los
bolsillos, sino que ha de hacerlo con esperanza en su corazón y los sueños en
la mente. Zatopek que corriendo se salvó del bombardeo nazi ignoraba su pronación o supinación. El escritor Jean
Echenoz decía en su NO biografía sobre el checoslovaco que: ” La forma de correr de Emil Zatopek nunca
fue muy ortodoxa, daba la sensación de que iba al límite y que en
cualquier momento se iba a desplomar del esfuerzo. Corría haciendo
pivotar violentamente los brazos a través de su torso torcido, mientras que un
rictus desfiguraba el rostro. Con la boca abierta, deformada por el esfuerzo,
parecía buscar con desesperación el oxígeno perdido. La imagen de Zatopek era
la de un hombre en agonía, corriendo con la mirada puesta en los cielos
esperando una mano misericordiosa”. Es la forma de correr de los pobres, que
corren contra todo, con más voracidad por la gloria y mayor apetito para saciar,
reprobados en la prueba de lactato, despojados de la incomprensión de su
esfuerzo desoyen el porcentaje de sudoración. Correr es una forma de ser pobre
de la que también se puede salvar corriendo.
Se preguntaba Emil Zatopek, “¿Para qué voy a correr lento si ya se correr
lento?, debo aprender a correr rápido”.
Frente a la carrera no ser pobre es la única desventaja. Laberintos de
fórmulas matemáticas prestadas al mercadeo pretenden balancear las cosas infructuosamente,
creyentes religiosos de la sabiduría al pie de página, desdeñadores del
silencio entrelíneas cultivado en rodajes largos que es indecible. La “intransferibilidad”
de la experiencia. Es un “maestro zen” en un diálogo con su aprendiz: - A
cuánto daremos esta vuelta. –Duro. - ¿Y la segunda? – Más duro. La sapiencia
del humilde que se desencuentra con la lógica académica, y sin desafiarla la
derrota.
Antaño correr por horas detrás de una
animal fue la única vía para sobrevivir, la bestia se cansaba y a comer,
también fue una manera de evitar ser engullido, luego vinieron las
herramientas, las armas, el cultivo, la agricultura, la producción, la
industrialización, la tecnología y aún seguimos corriendo. Unos corren rápido
por el desierto para llegar por El Paso a Estados Unidos, los subsaharianos
corren al pasar el Estrecho de Gibraltar. Patrick Makau, con sus 2 horas 03
minutos en el maratón corre para salir de la pobreza, corre como los pobres.
Los más pudientes corren del estrés. Hay quienes corren de un divorcio, o los
que corren por placer. Parafraseando a Zatopek, cuando se cruza el límite del
dolor y el sufrimiento, allí donde se separan los hombres y mujeres de los
niños, todos podemos ser pobres otra vez.
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